martes, 12 de junio de 2012

EL CAZADOR QUE DEJO DE CAZAR






Monte arriba corrían dos cervatillos,
dos perros les seguían con sus ladridos,
el cazador que lleva el dedo al gatillo,
 dispara y suena fuerte un ronco tiro,
de la terrible arma y va en camino.

Luego miro los ciervos y siguen vivos,
vuelve a montar el arma, suena otro tiro
que no acertó a los ciervos y se han perdido,
los perros pierden huella ya no hay ladridos
y vuelven con el dueño por un camino.

El cazador se enoja y enfurecido
por no matar al ciervo y gastar dos tiros,
me parece impasible que se hayan ido
y recordó días antes lo que su hijo
hablando de la caza este le dijo.

Padre los animales me gustan vivos
no me gusta que nadie los mate a tiros
no vayas a matarles que son muy lindos
tu no matas por hambre sino por vicio
debes darle igualdades, ve con cuchillo.

Observo la escopeta y pensó en su hijo
vio que el punto de mira lo habían movido
noto que iba hacia un lado, estaba torcido
por eso aquellos ciervos marcharon vivos
y adivino enseguida quien había sido.

El hombre reflexiona y convencido
pensó que la razón la tenia su hijo
que el que mata por vicio es un asesino
porque ya van camino del exterminio
y sin los animales nadie vivimos.

La historia la contaba un buen amigo
decía que el en persona la había vivido
mi padre a cazar ciervos ya nunca ha ido
y que el directamente siendo aun un niño
al padre la escopeta le había torcido.

Ángel Arroyo



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