Ocurrió en Archidona,
que es un pueblo malagueño,
allá en los años setenta
lo que ahora mismo les cuento.
Una pareja de novios,
o quizás amigos buenos,
se metieron en un cine,
el único cine del pueblo,
para ver una película,
de la cual yo no recuerdo,
ni tampoco importa ahora
de lo que fuera el evento.
Y … bien fuera por el roce
o por las trama del cuento
se pusieron tiernecicos,
yo diría calenturientos.
Ella le metió mano a el,
el le dio consentimiento
para acariciar con mimo
aquel fantástico miembro.
Y paso lo que paso,
lo que todos suponemos,
que en un momento del acto,
en el momento mas tenso,
salto un chorreón de esperma
regando a diestro y siniestro
a cuantos espectadores
pilló en aquel epicentro.
¡Que alboroto! ¡Que follón!
¡que líos y que cabreos!
Se pillaron esas gentes
por tan inesperado riego.
El cateto o el señor,
el dueño del instrumento
pidió que le trague la tierra
en aquel mismo momento.
Por la cara que este puso,
mas agria que el escabeche
todos creyeron que al hombre
se le haba cortado la leche.
Acudió la guardia urbana
con toda la corporación
llevandose a comisaría
a la pareja en cuestión.
Hubo gentes reclamando
por daños y desperfectos,
por mancha en los ropajes
y chorreón en el pelo.
Una señora acudió
al día siguiente al juzgado
llevando todo el cabello
con esperma, manchado.
El juez la recrimino,
le dijo con mucha mofa:
¿Como ha podido dormir?
¿como ha podido señora
pasar la noche durmiendo
pringada con esta cosa?
Pues yo creo buena amiga
que por higiene y respeto
su cabello merecía
un lavadito casero.
Y para finalizar
esta historieta en cuestión
tengo que reconocer
que aquí si triunfo el amor.
Se casaron la pareja,
por la iglesia ¿como no?
Y son padres de tres hijos
que son frutos del amor.
Pero nunca jamás han vuelto
a pisar juntos los dos,
ni un cine, ni un teatro,
ni una fiesta comunera,
por que teme que al buen hombre
le traicione su manguera.
Ángel Diego
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