sábado, 20 de octubre de 2012

RESIDENCIA DEL REY MORO









Prometí hablar de la Alhambra
y quiero serles sincero 
me a parecido una maquina
enorme de hacer dinero
solamente con la entrada
 de todos los que la vemos.

Majestuosa la  Alambra
no me extraña que Boabdil
el día que la abandonaba
echase atrás la mirada
queriéndose despedir
y fuertemente llorara.

Razones tenia la madre,
 de ser mujer, le acusaba
viendo como le quitaban
el poderío mas grande
que un Rey Nazarí ocupaba
tachándole de cobarde.

Cuenta la canción que el moro
tiene a la Alhambra embrujada
yo después de verla un poco
la verdad que no me extraña
que el moro duerma en granada
pues debió volverse loco

Que poderío que arcos
cuanto porche  cuanta entrada
que bellos son sus retablos
que bonitos son los cuadros
con los que ha sido adornada,
todo en ella extraordinario.

Los jardines del rey moro
viendo como se regaban
la gente que allí currara
ha conseguido un tesoro
pues el orden y el decoro
embellecen a la Alhambra.

Todo en la Alhambra es hermoso
se fijen en sus murallas
están echas de tal modo
que protegían a los moros
de cualquiera que atacara
por sus muros y sus fosos.
 
Que pena que los leones
que en la fuente bebían agua
no sean los que esos señores
montaron para cuidarla
habrán hecho imitaciones
pero no son de esa raza.

La  Alhambra tiene su historia
eternamente admirada,
parte de ella los amores
que cuentan que la Sultana
tenia una belleza enorme
y al Sultán se la pegaba.

Pero el Sultán se enteraba
y mato a toda la familia
del moro que la montaba,
al día de hoy todavía
en la sala que lo hacia
de sangre dicen que hay manchas.

Fortaleza impenetrable
fuertemente vigilada
el foso estaría con agua
 allí no pasaba nadie
y si se atrevían con barca,
la muralla infranqueable.

Gente muy adelantada
para hacer algo tan grande,
de un valor incalculable,
por el mundo visitada,
por los moros añorada,
por quien la ve, inolvidable.

Tiene miles de inscripciones
la mayoría son poemas
textos  del Corán, sentencias,
se imaginan la paciencia
para inscribir todas ellas
echas a estuco o en piedra.

Ocho siglos estuvieron
aquí en España los árabes
y nos dejaron detalles
que merece el ir ha verlos
aunque te cueste unos euros,
son todos inolvidables.

Ángel Arroyo

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