“Se de usted por enterado”.
mi doctor esto deduce:
que ni puedo comer dulce
ni puedo comer salado.
Esto es lo que dice el médico
lo salao por infartado,
el café descafeinado,
lo dulce por ser diabético.
Que no meta ná en mi boca
que tenga azúcar o sal,
que no las debo probar
si no mi vida será muy corta.
La sal sube la tensión,
lo dulce sube el azúcar,
“La vida es así de injusta”
pero hay que tener control.
Dos placeres nos dió Dios
para poder disfrutar:
comer hasta reventar
y tener sexo a discreción.
El comer me lo limitan,
ya me queda la mitad.
Probaré con sexo oral
pues la tengo muy dulcita.
¡Díganme yo aquí que pinto!
si a ser un soso me obligan.
No puedo endulzar mi vida
y no se endereza el pijo.
Después de todo agradezco
que Dios me mantenga vivo,
que siempre me tenga activo
y me deje escribir versos.
Seguiré con mis poemas,
pondré sal para salarlos,
azúcar para endulzarlos
y olvidar así mis penas.
Ángel Arroyo
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