viernes, 4 de marzo de 2011

LOS TRES MELOCOTONES


Te acuerdas hermano Antonio,
cuando en casa de papa,
eramos pequeñitos
y nos mandaron a cavar
la viña de viña Regierta,
hace muchos años ya.

Yo tendría once años,
tu diecisiete quizás y
mano a mano empezamos
la viña a refrescar,
que así se llama la cava
que en verano se le da.

Eran tiempos de miseria,
de penurias y tristez,
trabajo había mucho
pero poco de comer.

Alli en la mitad de la viña,
como caído del cielo
había un árbol pequeño,
era un melocotonero.

Soltamos raudos la azada
y nos aproximamos a ver
y al contar nos dimos cuenta
que los frutos eran tres.

Tu dijiste muy resuelto:
Nos los vamos a jalar
pero están un poco verdes,
hay que esperar algo más.

Y allí seguimos cavando
con aquella ilusión
aunque yo veía difícil
hacer la repartición.
.-Por muy bien que se hiciera,
al estar el hueso en medio,
chocaría el cuchillo
y a uno le tocaría menos.

Pero llegado el momento,
tu ignorando a Salomón,
dijiste muy resuelto:
“pa” ti uno y “pa” mi dos.

Yo lloré y patalee,
me puse triste y gruñón
pero la habías decidido
y de poco me sirvió.

Y  pensé en mis adentros
que tu tenias razón
que debías comer más
por que eras el mayor.

Aunque triste y ojeroso
aun quedé agradecido
por que tuviste el detalle
de dejarme el más gordito.

Quisiera que aquellos tiempos
ya no retornen jamás
que hacían que dos hermanos
tuviesen que pelear
por el melocotón más gordo
o por un cacho de pan.


Ángel Diego









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