lunes, 7 de marzo de 2011

LA SANDIA Y EL AVARO

Vivían en cierto pueblo
entre otras muchas gentes,
un hombre rico, muy rico,
un labrador insolvente,
y, un avaro tan huraño
que hablar apenas sabia,
porque no hablaba nunca
para no gastar saliva.

Y ocurrió que cierto día,
aquel labrador tan pobre,
 regaló al hombre rico,
para agradecer favores,
con respeto y con cariño,
con dulzura y humildad
la más hermosa sandia
que había en el sandial.

Aquel hombre agradecido
por aquella noble gesta
le regaló al labrador
más de doscientas pesetas.

Marcho aquel hombre a su casa
portado aquellos dineros
que tanta falta le hacían
para comprar alimentos.

El avaro que se entera
de aquel generoso  gesto,
fue corriendo a su majada
y cogió el mejor cordero
para llevárselo al rico,
tratando sacar provecho.
Pues se pensó el avaro,
con su forma de pensar,
si, por una simple sandia,
que hay miles en el lugar,
pagó doscientas pesetas,
que es una gran cantidad,
por este hermoso cordero
¿Cuanto llegara a pagar?
Y le pagó, si señor,
al hombre le dio alegría
y como recompensa
le regaló la sandia.

Moraleja:
No pretendas ser más listo,
ni más enterao que nadie
que cada cual en su sitio
sabe bien lo que se hace.
                          Angel Diego


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