lunes, 21 de febrero de 2011

“El Museo de Bermellar”





Se ha montado en Bermellar
un Museo Etnográfico,
con el fin de recordar
a nuestros antepasados.

El museo esta montado
por dos hermanos solteros,
en esto se han esmerado,
merece la pena verlo.

Nos recuerda muchas cosas,
esto es digno de alabanza
tiene aperos muy hermosos,
sobre todo de labranza.

En el muy bien se refleja
como vivieron antaño
y los hermanos aciertan
con su forma de explicarlo.

La casita esta completa
y nos trae muchos recuerdos
y se ve la diferencia
de nosotros hacia ellos.

Eran auto-suficientes
esto es de destacar,
al lado la casa un huerto,
al lado del huerto un corral.

Con esto y cuatro “cachitos”
que tenían alrededor
los antepasados vivían
del ganado y la labor.

Vivían con mucha pobreza,
vivían con mucha humildad,
vivían con unas ovejas
y unas tierras “para” labrar.

Entonces no había dinero,
era frecuente cambiar.
Tres llenos por un puchero
o cosa de utilidad...

Si visitasen la casa
o Museo de Bermellar,
es como acercarse a un mapa
basado en la antigüedad.

En la casa existe un pozo
que agua daba en cantidad,
en la casa existe un horno
que sirve para hacer el pan.

Existe una lagareta
que sirve para pisar
la uva que no se comía
y de ellas vino sacar.

También hay una bodega
que sirve para conservar
el vino y otras viandas
y la matanza colgar.

Existen palanganeros
para poderse asear
y existen los orinales
para allí poder mear.

Con los jergones de paja,
las prendas de pura lana
fabricado con  elegancia,
para eso usaban cardas.

Herramientas de labranza,
útiles para hacer el pan,
muchos cencerros de ovejas
y pilones para lavar.


Allí verán las albarcas,
que era el calzado de arar,
y también verán los aros
que usaban para jugar.

Útiles de hacer el queso
las colodras de ordeñar
botes para echar el pienso
y las ruecas para hilar.

Lo llaman “El Pereduz”,
en recuerdo de una vega
que además de dar estaño
daba garbanzos y berza

Se me olvidan muchas cosas
que ustedes descubrirán
si visitan el museo
que han abierto en Bermellar.

Agradezco a las personas
que de esto al frente están,
por que no es ninguna broma
recordar la antigüedad.

Su época fue la del ganado,
la del campo y la labor,
nosotros hemos llegado
a la era del ordenador.

Observen la diferencia
de como antes se vivió,
admiren sus herramientas,
también al que las guardó.

Me dicen que fue  un señor,
que en esta casa crecía,
y que ha llegado a ser guía
después de ser un pastor.




Con estos últimos versos,
pues ya me despido yo,
si visitan el museo
le darán la explicación
que el hombre que ha escrito esto,
antes también fue pastor.


Ángel Arroyo.






Esta poesía que os muestro,
dedico a mi amigo Antonio
porque él fue mi maestro,
con él aprendí de todo
y le quiero agradecer
un favor a la familia,
que nunca le pagaré,
por larga que sea la vida.




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