En la viña el merino
una zona llana
a un halcón peregrino
vi. abatir sus alas
con un gran sigilo
a la liebre observaba,
Y sin desvaríos
el se desplazaba
con el cuerpo erguido
clava su mirada
porque al descubrirlo
la liebre escapaba.
“Se lanzo por ella”
desde gran altura
con mucha limpieza
y mucha soltura
¡clavando sus zarpas!
la cubre de plumas.
Es el más veloz
de los animales
caza sin temor
a piezas más grandes
eso he visto yo
en documentales.
Con que poderío
su vuelo levanta
volando con brío
a cualquiera alcaza
utiliza el pico
y también sus zarpas.
Son los peregrinos
pájaros hermosos
encontrar sus nidos
antes era un chollo
comías tú la carne
y ellos los despojos.
Se cerraba el pico
de todos los pollos
con un alambrito
sujeto en su cuello
los padres de presas
llenaban aquello.
Tú ibas por la tarde
y las recogías
te traías su carne
y a ellos les darías
las pieles y tripas
que tú no querías.
Si ves aun Halcón
arriba en el cielo
para, “obsérvalo”
y veras su vuelo
y si ve un ratón
se lanza hacia el suelo.
El hombre de siempre
le utilizaría
porque le conviene
en sus cacerías
con el se entretiene
en la cetrería.
Le conseguía caza
que era su alimento
su fuerza y su maña
el fue descubriendo
las presas apaña
solo en un momento.
“Que bonito es en la cetrería”
levanta su vuelo
a la orden del guía
y da gusto verlo
como al ave espía
aunque este en el suelo.
Se lanza al ataque
sin perder el tiempo
como las rapaces
aun más desenvuelto
y en un par de lances
su presa “pal huerto”.
Ángel Arroyo
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