lunes, 21 de febrero de 2011

VIVIENDAS ENANAS




Las chozas redondas
y en forma de cono,
escuchen el modo
de cómo eran todas
y servían de apoyo
al que anduviera solo.
Parecían mazmorras,
viviendas de gnomos.

Construidas en piedra
una buena entrada,
el techo de tierra
para que nada entrara:
ni nieve ni hielos,
ni viento ni agua.
Se hacía fuego dentro
para calentarlas.

Con una pisera
que estaba empotrada
para poner el pan
el vino y el agua.
También una estaca
que estaba clavada
donde se colgaba
la ropa no usada.

Así eran las casas
de muchos cabreros
que alquilaban fincas
lejos de los pueblos.
Aunque ahora no se entienda
yo mucho me acuerdo
que he dormido en ellas
cuando era pequeño.

Al lao de la choza
había un corralito
para meter las cabras
y para los cabritos.
Dentro del corral
había un chiquerito
pa evitar que mamase
de la madre el cabrito.

En dos metros cuadrados,
quizá fueran tres,
bien amontonados
cuatro, cinco y seis
padres y muchachos
yo los llegué a ver
todos acostados,
lo pueden creer.

Y por las mañanas
para el desayuno
maman de la cabra,
antes que ninguno,
los del chiquerito
vaya a dar por culo
si la terminaban
les tocaba ayuno.

Pero si preguntan
cómo se aseaban
diré que en la fuente
lavaban su cara,
si pillaba lejos
en una pilanca
o en cualquier reguera
que cerca pasara.

Ordeñan las cabras
para hacer quesito
y a pueblos que alcanza
a llegar el borrico
hasta arriba le cargan
de queso y cabritos
y todo lo cambian
por pan, judía y chorizo.

Así era la vida
de los pobladores
que en chozas vivían,
fueron seguidores
de la trashumancia,
tendrían sus razones,
yo tengo constancia
que vivieron pobres.


                                                                                 Ángel Arroyo.

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