En el rió, de los enriaderos
Guardando las cabras
Estaba el cabrero
Y le acompañaban
Para bien guardarlas
Un hijo y dos perros
Los perros se alertan
El hocico al suelo
Pues de una jineta
Le ha llegado el viento
Nadie les sujeta
Y entran en lo nuestro.
Hay allí una piedra
Con varios agujeros
Los perros cantando
Dicen que esta dentro
Y nos presentamos
Los cuatro corriendo.
Valentín mi hermano
El señor cabrero
Su hijo santiago
Y el que escribe esto,
Primero pensamos
Que seria un conejo.
Los perros arañan
La tierra del suelo
Las piedras pequeñas
Quitaban sus dueños
Al no salir nada
Le metimos fuego.
Al cabo de un rato
Note que los perros
Se ponían nerviosos
Se lo dije a ellos
Y de pronto sale
El bicho corriendo.
Era una jineta
Con su rabo largo
Note su cabeza
Forma de triangulo
Y con ligereza
Se encaramo a un árbol.
Los perros la siguen
Se quedan abajo
Y entonces nos dicen
Venid ha ayudarnos
Cojan lo que pillen
Piedras o algún palo.
Era un gran encino
El árbol nombrado
Nos miraba el bicho
Desde lo más alto
Con palo y cuchillo
Se subió santiago.
Demostraban ellos
Un gran interés
Nos decía el cabrero
Que solo su piel
Por un buen dinero
Se podía vender.
Cuando siente cerca
El bicho a santiago
Se da media vuelta
Se tira del árbol
Y en la boca abierta
Del perro se ha echado
Los perros la muerden
Y sin disimulo
Ella se defiende
Pero dos a uno
Si atacan de frente
Le dan por el culo.
La jineta muere
Ellos se la llevan
Dicen que la quieren
Que si la desuellan
Y su piel se vende
Que vamos de medias.
Y efectivamente
Todo eso sucede
Alos pocos días
A mi hermano ofrecen
Cincuenta pesetas
De las cien que vale
Mi hermano le dice
Que todo lo guarden
Nosotros con verlo
Tuvimos bastante,
Ángel Arroyo
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